«No me gusta la palabra víctima. Nunca me he portado como una víctima. … Mi casa tenía 50 periodistas en la puerta. Y a partir de eso, cuando pasó ese periodo de tiempo, salí a la calle, noté de inmediato el afecto y cariño de la gente. Soy un hombre feliz y esta sociedad está siendo víctima de estos políticos, radicales que actúan desde la supremacía moral.»